A veces cuando estrenamos zapatos, éstos están tan duros que llegan a hacernos molestas rozaduras. Para evitarlo hay un truco tan sencillo como empapar un algodón con alcohol de quemar y humedecer la zona del zapato que nos hace daño. Hay que humedecerla muy muy bien y ponernos el zapato para darlo de sí y acomodarlo a nuestro pie.
Es muy importante que el alcohol sea de quemar.
Esto lo hacía mi abuelita también. Recuerdo como lo ponía en los zapatos que llevabamos a la escuela míos y de mis hermanos cuando empezaba el curso
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